El corazón se enamoro de la mente:

Fue triste su final.

Una carta del corazón confirmo que la mente no se enamoro:


"Huyes cuando escuchas mis palabras directas y sinceras, que no se comparan con la retorica que rodea tu orgullo.
Simplemente te escondes dentro de tu mejor cualidad, y es que te he dicho muchas veces que eres buena para eso, pero solo demuestra tu cobardía.
Simplemente no te dejaste llevar. Si te digo que soy sincero que más necesitas.

Te llenas la boca de palabras sucias para captar la atención. Pero cuando se llega la hora de ponernos sucios te acobardas, y tus palabras salen volando cargadas de esa inocencia ridícula, disfrazada de venganza plástica y un rencor superficial.
Venenosa te crees, despreciable eres. Que flojas ideas te salen por la boca y ese antifaz de mal gusto que refleja tu mirada."


Desde entonces, no cruzan palabras, ni miradas y siguen en desacuerdo.

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2 comentarios:

Rojo dijo...

No parece suyo, pero esto es un halago y no otra cosa. Aunque es una extraña forma de decir que me parece interesante el recurso que utiliza, no sabía que podía hacer de estos (estos textos).

Rojo dijo...

Me gustaría ver que más tiene escondido.

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